Manuel Chaves Nogales (1897–1944) El periodista que estaba allí

Mario Á.
22 min readJun 1, 2021

CRONOGRAMA DEL AUTOR

1897: Nace en Sevilla (7 de agosto) Manuel Chaves Nogales. Hijo de una culta familia de clase media, su padre, Manuel Chaves Rey, era un conocido escritor, empleado municipal y periodista que entre otros medios trabajó en la redacción de El Liberal sevillano. Su tío, José Nogales, también periodista, alcanzó gran popularidad tras denunciar la matanza de Riotinto en 1888. Fue director de La Provincia de Huelva y el primer director de la edición de El Liberal de Sevilla, que comenzó a publicarse en 1901, amigo personal de Galdós, Blasco Ibáñez o Mario Méndez Bejarano.

1914: Muere su padre, Manuel Chaves Rey, pérdida que se une a la de su tío José Nogales, fallecido en 1908. Chaves Nogales, tras cursar algunas asignaturas de Filosofía y Letras en la Universidad de Sevilla (estudios que nunca concluyó), comienza a publicar en 1915, con su firma, varias colaboraciones en los diarios El Liberal, El Noticiero Sevillano y La Noche, trabajando como redactor de El Noticiero desde 1918 a 1921

1920: Tras contraer matrimonio con Ana Pérez Ruiz, Manuel Chaves Nogales se traslada a Córdoba, colaborando como redactor en la fundación del diario La Voz, cuya edición se prolongará hasta la guerra civil. En 1921, año del terrible desastre de Annual, en la guerra de Marruecos, su ensayo La Ciudad es premiado y publicado en un certamen literario convocado por el Ayuntamiento de Sevilla.

1924: Poco después del golpe de estado que instaura la Dictadura de Primo de Rivera en España (1923) Chaves se traslada con su mujer y su hija Pilar a Madrid. Introducido por su amigo Vicente Sánchez Ocaña –futuro director de la revista Estampa– comienza a trabajar en la redacción de uno de los principales diarios de la capital: el Heraldo de Madrid. De este periódico llegaría a ser redactor-jefe y corresponsal en París entre 1929 y 1931. En 1924 publica su libro de relatos breves Narraciones maravillosas y biografías ejemplares de algunos grandes hombres humildes y desconocidos.

1927: Un reportaje de Chaves dedicado a la primera mujer que cruzó en solitario el Atlántico (“La llegada de Ruth Elder a Madrid”) es distinguido con la concesión del prestigioso premio Mariano de Cavia, convocado por el diario ABC. Ese mismo año Chaves, al igual que muchos años antes hiciera su padre, decide ingresar en la Masonería, iniciándose como masón en la Logia Dantón, de Madrid, un taller al que pertenecieron varios periodistas, intelectuales, escritores y profesionales liberales, de claras simpatías republicanas. En su iniciación masónica Chaves decide adoptar el nombre simbólico de “Larra”, en homenaje al gran periodista español del siglo XIX.

1929: Manuel Chaves, redactor del Heraldo y colaborador en revistas como Estampa y La Gaceta Literaria, publica La vuelta a Europa en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja, donde reúne las crónicas publicadas el año anterior en el Heraldo y en el diario La Nación, de Buenos Aires. Célebre por sus audaces reportajes, para los que utilizaba un medio no muy seguro en aquellos años –los aviones, sufriendo más de un accidente– desde 1930 recorre de nuevo Europa publicando sus crónicas en el Heraldo y recogiéndolas posteriormente en varios libros que le darían gran popularidad: La bolchevique enamorada (1929), Lo que ha quedado del imperio de los zares (1931) y la novela El maestro Juan Martínez, que estaba allí, ya en 1934.

1930: Chaves es contratado por el empresario Luis Montiel como redactor-jefe y director de facto de un nuevo diario, Ahora, cuyo primer número aparece el 16 de diciembre de 1930, casi coincidiendo con la sublevación de Jaca y Cuatro Vientos, que le costaría la vida a los capitanes Galán y García Hernández.

1931: Tras las elecciones municipales del 12 de abril y el desplome de la Monarquía de Alfonso XIII, la proclamación de la Segunda República es recibida con alegría por un Chaves que nunca ha ocultado sus simpatías republicanas, aunque sin militar en ningún partido concreto. Su cercanía a personalidades como Alcalá-Zamora o Azaña (en 1931 entrevistó a todos los miembros del Gobierno Provisional) no impide que el diario Ahora, republicano sin fisuras, se convierta en el gran periódico de centro de la Segunda República, con una factura técnica muy moderna, una gran calidad gráfica y la colaboración habitual de los mejores escritores de la época: Unamuno, Valle-Inclán, Gómez de la Serna, Pio Baroja, Madariaga, Azorín… Ahora además siempre prestó una gran atención a la política internacional, disponiendo de colaboradores a escala mundial.

1933: Chaves Nogales realiza una gira por Alemania e Italia publicando sus crónicas en Ahora con el título “Cómo se vive en los países de régimen fascista”. A pesar de las duras limitaciones impuestas por la censura alemana, llegó a entrevistar a Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda del III Reich, a quien no dudó en calificar como un personaje “ridículo e impresentable”.

1935: Tras cubrir los acontecimientos desarrollados en Asturias en octubre de 1934, ve la luz en la revista Estampa su folletín-reportaje Juan Belmonte, matador de toros, su vida y sus hazañas, la única de sus obras que sería publicada en forma de libro después de la guerra civil. Su interés por asuntos y temas de su tierra natal queda reflejado también en sus reportajes sobre la Semana Santa (“Semana Santa en Sevilla) y sobre la romería del Rocío (“Andalucía roja y la Blanca Paloma”), crónica para nada complacientes, sino abordadas desde una perspectiva muy crítica y que fueron publicadas en Ahora.

1936: Tras el triunfo electoral del Frente Popular en febrero, la sublevación militar de julio de 1936 desencadena la guerra civil. Chaves Nogales en sus editoriales en Ahora declara su firme identificación con la causa de la República, permaneciendo en Madrid hasta que el Gobierno y las instituciones republicanas se trasladan a Valencia, tras la ofensiva de los sublevados sobre la capital. En noviembre decide exiliarse a Francia junto con su mujer y sus hijos, instalándose en París y colaborando con la Cooperation Press Agency y en los periódicos franceses Candide y L’Europe Nouvelle, desde los que analizó la situación española; en 1938 apareció en el periódico inglés Evening News su serie de relatos “Heroes and Beasts”, traducción al inglés de A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España.

1940: En junio y tras la invasión nazi de Francia Chaves Nogales decide que su familia vuelva a España, pues sabe que su nombre figura en las listas de la Gestapo. Su hija menor, Juncal, nació en Irún, apenas traspasada la frontera española. Chaves Nogales decidió trasladarse a Londres trabajando para la agencia Atlantic Pacific Press, que más tarde tomó el nombre del periodista, y desde la que enviaba colaboraciones a periódicos de toda América Latina. También escribía su propia columna en el Evening Standard y colaboró con la BBC en sus servicios extranjeros.

1944: Sólo en Londres durante cuatro años, el 4 de mayo de 1944, un mes antes del Día D (el desembarco aliado en Normandía) que aceleró la derrota nazi en Europa, y casi por las mismas fechas en que era condenado en España por el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, Manuel Chaves Nogales fallecía en Londres de una peritonitis. Maestro de periodistas, Chaves murió con 46 años de edad, siendo enterrado en el North Sheen Cemetery de Richmond, en una tumba sin lápida.

IDENTIFICACIÓN Y LECTURA DE LOS TEXTOS PRESENTADOS. CONTEXTO Y ACONTECIMIENTOS TRATADOS

La relación de textos que vamos a analizar corresponde a diferentes momentos de la trayectoria periodística de Manuel Chaves Nogales. Cronológicamente el primero de ellos, que lleva por título “Sevilla debe ser el primer puerto aéreo de Europa”, fue publicado el 25 de marzo de 1922 en El Liberal de Sevilla, diario dirigido entonces por José Laguillo, en el que trabajaron su padre (Chaves Rey) y su tío (José Nogales) y en el que Chaves Nogales comenzó a publicar sus primeros artículos ya desde 1915.

El artículo en cuestión desarrolla los argumentos que el comandante Emilio Herrera Linares, ingeniero militar, aviador y científico –uno de los pioneros de la aviación española– expuso en una conferencia ofrecida en la Real Sociedad Geográfica de Sevilla, y en la que defendió la idea de que nuestra ciudad reunía las mejores condiciones para convertirse en el punto de salida y llegada de los vuelos transoceánicos que los dirigibles (los popularmente conocidos como “zeppelin”) realizarían en el futuro entre Europa y América. Una idea que años después, a finales de la década de los años veinte, comenzaría a hacerse realidad –ese fue el origen del aeropuerto de San Pablo– y que se vería frustrada una vez que los dirigibles quedasen en desuso en los años treinta, como consecuencia de los avances de los aviones y aeroplanos (ya en 1926 tuvo lugar el vuelo del “Plus Ultra”, que encumbró al comandante Ramón Franco en su vuelo entre Palos y Buenos Aires) y al impacto provocado por el terrible accidente que sufrió el dirigible “Hindenburg”, en su aterrizaje en Nueva Jersey en mayo de 1937.

El artículo de Chaves Nogales, aparte de revelarnos su muy temprano interés por la aviación –sin duda una de sus pasiones– y su preocupación por apoyar aquellas cuestiones que más podrían redundar en beneficio de su ciudad (las referencias a la Exposición Hispano-Americana [después Ibero-Americana] que se preparaba desde 1909 y que se inauguraría veinte años después son claras en el texto), muestra ya algunas de las características del estilo periodístico de Chaves, aunque sin alcanzar el grado de brillantez y riqueza expositiva que le definiría años después: lejos de hacer una simple crónica al uso de la conferencia del comandante Emilio Linares, Chaves Nogales desarrolla sus argumentos para realizar una apasionada defensa de una iniciativa que considera beneficiaría enormemente a Sevilla, su ciudad natal, cuyas deficiencias y atraso había puesto de relieve en esa obra, ganadora un año antes de un certamen literario convocado por el Ayuntamiento y publicada con el título de La Ciudad. No estamos, obviamente, ante el mejor estilísticamente hablando Chaves Nogales, pero sí ante un joven periodista (contaba entonces con apenas 25 años) cuya fluidez, garra y fuerza narrativa se perciben claramente en este artículo.

En “Los errores tradicionales de la profesión”, artículo publicado el 20 de septiembre de 1929 en la primera página del Heraldo de Madrid, diario en el que comenzó a trabajar como redactor desde 1924, Chaves Nogales aprovecha su respuesta a un artículo aparecido en El Liberal, firmado por un colaborador de prensa “amateur” (Mariano Benlliure, hijo de un conocido escultor) para exponer su opinión sobre qué entiende por Periodismo. Aquí nos encontramos ya al Chaves incisivo, incluso irónico, que de forma educada pero firme echa a tierra uno tras otro los argumentos esgrimidos por el colaborador “amateur” acerca de “los tópicos y errores en circulación sobre la profesión periodística…” De una forma demoledora, Chaves desmonta la idea de lo que podríamos llamar la “relevancia” del periodista moderno, cuyas opiniones deberían servir algo así como de guía para los lectores… “Creo –dice– que el periodista moderno sólo puede reclamar la atención del lector para contar, relatar y reseñar”; y en todo caso si se opina, que se opine sobre aquello de lo que se sabe. Para Chaves el primer deber de todo periodista es informar, de forma discreta y a ser posible, amena. Y punto.

Pretender, como dice, que cada periodista, colaborador o reportero de cada periódico –que ya de por sí tiene una empresa detrás, con su propia ideología– estén pregonando cada día su fe liberal, conservadora, socialista o comunista, es un insufrible sin sentido para los lectores. Claro, nos dice Chaves, que en los periódicos las opiniones son importantísimas, pero siempre y cuando se sepa provocarlas, se tenga “sentido periodístico”, y estén fundadas. Una lección de Chaves Nogales que –en mi opinión– pese a su aparente simplicidad debería ser recordada y puesta en práctica en nuestros días; opinión que muestra la vigencia de lo que este maestro consideraba como misión fundamental del oficio periodístico: informar, de forma discreta y a ser posible, amena.

El penúltimo de los textos que analizaremos es la serie de reportajes que Chaves Nogales dedicó, a comienzos de junio de 1936, a la romería del Rocío, publicados bajo el título “Andalucía Roja y La Blanca Paloma”, continuador en cierta medida del que poco antes dedicó a la Semana Santa de Sevilla y que, como indica María Isabel Cintas, reflejan el interés de Chaves por asuntos y temas de su tierra, aunque abordados desde una perspectiva crítica y nada complaciente. Dichos reportajes fueron publicados en las páginas del diario Ahora, un periódico que Chaves Nogales dirigió desde su fundación, en septiembre de 1930, y que según Antonio Checa: “fue un diario republicano de gran objetividad, técnicamente muy moderno, que se convirtió pronto en el gran rival de ABC entre la prensa madrileña. Su tirada superó pronto los 120.000 ejemplares y fue hasta su extinción a las postrimerías de la guerra civil un diario ecuánime, influyente y, dentro de las coordenadas de la época, de excelente nivel” (Prensa y partidos políticos durante la II República, 1989, pág. 278).

En dichos reportajes Chaves retrata a la perfección el aparente anacronismo de esas “caravanas de gente abigarrada –señoritos pintureros, chalanes, viejas devotas, mozas alegres, gitanos, braceros, ricachones–” que en plena Andalucía inmersa en los conflictivos meses del Frente Popular “van por los pueblos y las aldeas proclamando con sus simpecados en alto nada menos que el Dogma de la Inmaculada…” Y cómo casi de forma milagrosa, a su paso, las divisiones y enfrentamientos entre las gentes de los pueblos son sustituidas por una especie de tregua de paz, a pesar de la actitud de algún que otro “beato intransigente”, de derecha o de izquierdas. En estos reportajes el estilo directo, con un dominio extraordinario del lenguaje, característico de la prosa de Chaves Nogales, brilla en todo su esplendor, como en esta breve descripción de lo que es una carreta rociera:

“Estas naves blancas de las carretas, en cuyos lienzos transparentes explota el sol de Andalucía cuando van cabeceando solemnes por los caminos, son irreprochablemente bellas y están definitivamente logradas; son el estuche más adecuado que podía imaginarse para realzar una figura de mujer y darle toda su importancia en medio de los campos, en la desolación de las marismas o en el cambiante laberinto de luz y sombra de los pinares…”

Un reportaje sobre una fiesta andaluza explicada a no andaluces, ese quizás fuera el propósito de un Chaves Nogales deseoso de transmitir, sin opinar y de una manera amena, lo que era la romería del Rocío. Descripciones donde a veces deja asomar su fina ironía –esos romeros que “se descombran la garganta con esos aguardientes terribles de Andalucía, Cazalla y Rute en competencia”–, pero sin molestar las creencias de nadie. Un periodista que observa, describe e informa, de la manera más amena posible. Reportajes además acompañados de una profusión de imágenes y fotografías de una excelente calidad, para que al lector le entre por sus propios ojos lo que se le está describiendo en el texto. Y un texto donde la crítica social está presente, muy en el estilo de Chaves Nogales, al contraponer cómo vive la romería el señorito que, tras lucirse a lomos de su jaca, se vuelve a Sevilla para reaparecer poco antes del momento cumbre de la fiesta –la salida en la aldea de la imagen de la Virgen– “mientras esos romeros de buena fe sufren el sol, el polvo y la intemperie…” Una romería, tradicional “marco adecuadísimo para la ostentación”, pero que con la República –y más en ese año de 1936– ha recuperado sus raíces populares: “este año los señoritos se han ido a Gibraltar, a Estoril o Biarritz, y al santuario de Almonte no han llegado más que los romeros castizos, la buena gente del pueblo, los sencillos devotos de la Virgen del Rocío, los hermanos de siempre…” Es decir, “los cabales”.

El último de los textos analizados es el editorial que con el título “Por nosotros y por los que nos miran” publicó el diario Ahora el 14 de julio de 1936, nada más conocerse los dos terribles asesinatos que precedieron al inicio en Marruecos de la sublevación militar, el 17 de julio, y que en los días siguientes se extendió a la península, hasta desembocar en lo que sería la guerra civil española. Dos asesinatos, el del teniente Castillo de la Guardia de Asalto, simpatizante socialista a manos de pistoleros de extrema derecha, y el del líder del Bloque Nacional, José Calvo Sotelo, “vengado” por sus compañeros en un acto execrable, que Ahora no dudó en condenar por igual, considerándolos víctimas de unas pasiones políticas a las que el gobierno debía poner fin de manera inmediata.

El editorial de Ahora, claramente identificado con la nota que horas antes había emitido el gobierno condenando ambos asesinatos, contenía un duro alegato contra la violencia y el exacerbamiento de las pasiones políticas: “La caza del hombre, premeditada y ejecutada, con todas las agravantes, no hay nadie que no la repudie, porque eso — como se dice en la nota del gobierno — no tiene nada que ver con las ideas. La idea, sea la que fuere, cuando es idea, es cosa noble, patrimonio exclusivo del ser humano, y el crimen es la desposesión de ese mismo sentido de dignidad humana”. En el editorial se exigía que de una vez se cerrasen “definitivamente las esclusas de la violencia y del barro”, abogando porque el respeto a la legalidad republicana y “el máximo respeto a las personas, en su vida, en sus bienes y en su honor” fuera una realidad en España, aunque eso exigiera la adopción de medidas excepcionales por parte del gobierno: “todos sabemos que un Gobierno de izquierdas tiene que gobernar en izquierda, pero que el país quiere que esa gobernación se haga por medio de la ley y con la ley, sin viñetas de vandalismo…”

Un llamamiento a la concordia, a la convivencia y a apoyar a un gobierno que ahora más que nunca requería del concurso y la asistencia de la ciudadanía que sin embargo cayó en saco roto, como los acontecimientos desarrollados a partir del 17 de julio de 1936 se encargarían de demostrar.

CRONOGRAMA HISTÓRICO PARALELO

1898: Tras la derrota en la guerra con Estados Unidos, España pierde los restos de su imperio colonial (Cuba, Puerto Rico, Filipinas, varios archipiélagos en el Pacífico…). El Desastre del 98, las críticas de los intelectuales y la toma de conciencia por amplios sectores de la sociedad española de la gravedad de los problemas por resolver generan un estado de crisis política, social e ideológica con la que España inicia su andadura en el siglo XX. El “regeneracionismo”, alentado por Joaquín Costa y los intelectuales noventayochistas, se convierte en un movimiento ideológico de gran influencia en las primeras décadas del nuevo siglo.

1902: Fin de la Regencia de María Cristina. El hijo póstumo de Alfonso XII es declarado mayor de edad al cumplir los 16 años, iniciando su reinado (1902–1931) con el nombre de Alfonso XIII.

1909: La derrota del Barranco del Lobo en Marruecos, territorio en el que España se ha comprometido ante las grandes potencias a ejercer un Protectorado (Conferencia de Algeciras, 1906) y la decisión del gobierno Maura de enviar allí a los reservistas provoca un grave motín en Barcelona, con incendios de edificios religiosos, conocido desde entonces como la “Semana Trágica”

1914: Estalla la Primera Guerra Mundial en Europa. España se declara neutral, aunque rápidamente la opinión pública se divide entre “aliadófilos” (izquierdas) y “germanófilos” (derechas). La economía española vive una coyuntura muy positiva, incrementándose las exportaciones a los países beligerantes, pero la subida de los precios y el desabastecimiento afectan negativamente a las clases trabajadoras. En el verano de 1917 se declara la primera Huelga General Revolucionaria, a la que viene a sumarse la protesta de sectores del Ejército (Juntas de Defensa) y de los partidos opuestos a la Monarquía (Asamblea de Parlamentarios de Barcelona).

1917: Tras la revolución de febrero, que depone al zar, el triunfo de la revolución bolchevique en Rusia provoca un gran impacto en la opinión pública española y europea. Estados Unidos decide intervenir en la guerra mundial, decantándose la contienda del lado de los aliados.

1918: En noviembre Alemania solicita un armisticio que pone fin a la guerra con la derrota de los Imperios Centrales. La guerra ha provocado más de 37 millones de víctimas, entre muertos, heridos, mutilados y desaparecidos. Los tratados de Versalles imponen serias sanciones a los vencidos. En Alemania y Hungría estallan movimientos revolucionarios de inspiración bolchevique, duramente aplastados. En España se desarrolla un intento movimiento huelguístico y arrecian las protestas sociales, que van a extenderse hasta comienzos de la década de los años veinte y que tendrán una gran repercusión en Andalucía (“Trienio Bolchevique”, 1918–1920).

1922: En Italia Benito Mussolini, ideólogo del fascismo, es designado por el rey para hacerse cargo del gobierno tras la exhibición de sus “camisas negras” (Marcha sobre Roma) y con el apoyo de los principales industriales, banqueros y terratenientes. El régimen fascista italiano se convierte en un modelo para movimientos similares en toda Europa, mientras que en la Unión Soviética se libra una guerra civil entre los bolcheviques y los “rusos blancos” que finaliza con la instauración de un régimen totalitario, especialmente tras el control del poder por Josef Stalin. Crisis de la democracia en todo el mundo y especialmente en Europa, donde numerosos regímenes liberal-democráticos son sustituidos por dictaduras (Bulgaria, España, Turquía, Albania, Grecia, Polonia, Portugal, Lituania, Yugoslavia, Rumanía…).

1923: El 13 de septiembre de 1923 el general Miguel Primo de Rivera protagoniza un golpe de estado en Barcelona que, con el beneplácito de Alfonso XIII, instaura la primera dictadura del siglo XX en España. Son cesados todos los diputados, senadores, alcaldes, concejales, etc., instaurándose un partido oficial (la Unión Patriótica) y una “milicia ciudadana” (el Somaten). El Directorio Militar consigue acabar con la pesadilla de la guerra de Marruecos tras el desembarco de Alhucemas, logrando la definitiva pacificación del Protectorado.

1929: La Dictadura impulsa magnos certámenes como la Exposición Iberoamericana de Sevilla y la Internacional de Barcelona, inaugurados en 1929 y que Primo de Rivera pretende convertir en escaparates de las bondades de su régimen. Sin embargo, el crack bursátil de Nueva York, en octubre del 29, desencadena una crisis que afectará a toda la economía mundial, dando lugar a la gran depresión de los años treinta. Meses después Primo de Rivera presenta su dimisión y Alfonso XIII le encarga a otro militar, el general Berenguer, “volver a la normalidad constitucional” anterior al golpe de estado de 1923.

1931: En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, convocadas como primer paso en esa pretendida “vuelta a la normalidad constitucional”, las candidaturas de la conjunción republicano-socialista, formada por las organizaciones contrarias a la Monarquía, vencen en casi todas las grandes ciudades y capitales de provincia. El 14 de abril Alfonso XIII decide abandonar España, proclamándose la Segunda República Española.

1933: En Alemania Adolf Hitler, líder del Partido Nazi, es designado en enero por el presidente de la República de Weimar, el mariscal Hindenburg, nuevo canciller. Rápidamente los nazis destruyen el régimen democrático e inician la persecución contra los judíos y sus enemigos políticos. En España en noviembre de ese mismo año unas elecciones generales suponen el final de los gobiernos presididos por Azaña y el triunfo de los partidos de centro-derecha (radicales y CEDA), que inician una política de paralización de las reformas del primer bienio. La revolución de Asturias en octubre de 1934 es duramente reprimida por el gobierno, provocando la detención de miles de izquierdistas y la clausura de sus centros políticos y sindicales.

1936: Tras las elecciones de febrero de 1936, en las que por un estrechísimo margen vencen los partidos de izquierdas (Frente Popular), en julio de 1936 una sublevación militar parcialmente fracasada da lugar al inicio de la guerra civil española, ante la imposibilidad del gobierno de controlar todos los focos donde ha triunfado el levantamiento. La Alemania nazi y la Italia fascista apoyan desde el primer momento al bando sublevado, mientras que la República se encuentra con que las democracias deciden no intervenir en el conflicto. Solo la URSS se muestra dispuesta a vender armas a los republicanos, aunque para ello exige en garantía de pago el traslado a la Unión Soviética de las reservas de oro del Banco de España.

1939: En abril se consuma la derrota de la República en la guerra civil, extendiéndose de facto a toda España la dictadura que desde 1936 dirige Franco en la llamada “zona nacional”. La guerra ha dejado tras de sí medio millón de muertos, la mayoría víctimas de la represión contra civiles, y casi medio millón también de exiliados. En septiembre la invasión nazi de Polonia, tras la política de anexiones de Hitler desarrollada en años anteriores ante la pasividad de las democracias (Austria, los Sudetes, Checoslovaquia…) desencadena la Segunda Guerra Mundial al declararle la guerra Francia y Gran Bretaña.

1940: En el verano y tras invadir países como Dinamarca y Noruega, la Alemania nazi emprende la campaña de Francia, logrando sorpresivamente en tan solo unas semanas la rendición francesa. Gran Bretaña, objetivo durante meses de los bombardeos de la aviación nazi, es el único país que resiste a Hitler hasta que la invasión de Rusia y el ataque japonés sobre la base norteamericana de Pearl Harbour obligue a estas dos potencias a entrar en el conflicto.

1942: Las derrotas alemanas en Stalingrado (Rusia) y El Alamein (Norte de África) suponen un giro en el desarrollo de la guerra mundial, iniciándose la reconquista por los Aliados de los territorios ocupados por las potencias del Eje tanto en Europa como en el Pacífico.

1944–1945: En junio de 1944 el desembarco de Normandía (Día D) supone el inicio de la liberación de Francia y anuncia que el final de la Alemania nazi está cerca. La derrota definitiva de Italia, Alemania y Japón tendrá lugar en 1945, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial.

EXTRACCIÓN DE TEXTO PRINCIPAL, EXPLICACIÓN Y CONCLUSIONES

La obra periodística de Manuel Chaves Nogales, de la cual los textos seleccionados y analizados en este trabajo constituyen un excelente exponente, nos muestran a un profesional que fue capaz de renovar la labor periodística en la España de comienzos del siglo XX, entonces demasiado “amateurizada”, como denunciaba en uno de sus artículos. Una renovación que, desde su aparente simplicidad (la obligación de un periodista es informar, de manera discreta y a ser posible amena) encierra toda una lección para aquellos que defienden como función del periodista la necesidad de opinar, más que la de informar.

Con un estilo narrativo directo, fresco, ágil, incisivo, y un dominio de la lengua envidiable, Chaves Nogales sabía transmitir al lector la sensación de que estaba materialmente viendo lo que se le estaba contando. A este respecto, nada mejor que esos reportajes dedicados a la romería del Rocío, en aquél complicado verano del 36, como reflejo de esas cualidades, características del estilo y la prosa de Chaves Nogales. Un estilo en el que no falta la referencia a lo anecdótico, lo curioso, y que en los reportajes de Chaves adquieren no un carácter secundario, sino fundamental para entender lo que nos está narrando y describiendo.

Chaves Nogales tenía sin duda lo que podríamos denominar olfato periodístico: esa capacidad para saber que algo importante va a pasar o está pasando ya. Así lo acredita su pasión, más que interés, por todo lo relacionado con el mundo de la aviación, desde aquellas sus primeras colaboraciones a propósito del proyectado aeropuerto terminal de Europa en Sevilla, a sus reportajes sobre esos vuelos transoceánicos que tanto marcaron aquella década de los años veinte del siglo pasado. Pero olfato también para percatarse del enorme impacto que la revolución soviética o el triunfo de los fascismos iban a deparar en el futuro de Europa y del mundo. Acontecimientos y cambios que Chaves se propuso contar a sus lectores, elevando el reportaje periodístico al rango de género mayor, en primera persona, en vivo y en directo, recorriendo miles y miles de kilómetros y arriesgando en ocasiones su vida, como un simple reportero, a pesar de ejercer ya como redactor-jefe de algunos de los diarios más populares e influyentes de su época.

Manuel Chaves Nogales, pienso, fue un trabajador incansable, que en buena medida sintetiza lo mejor del periodismo español; un renovador del periodismo cuyo estilo, reportajes, artículos, editoriales y su visión de la profesión, pienso que siguen conservando hoy toda su frescura y su vigencia.

Un maestro de periodistas que siempre intentaba anteponer a sus opiniones o sus simpatías y afectos políticos o personales ese mandamiento, casi sagrado, que para él significaba procurar ser imparcial; procurar ser sólo quien informa, no quien opina. Un hombre que incluso en las horas más difíciles, como en ese editorial publicado en Ahora el 14 de julio de 1936, horas después de los terribles asesinatos del teniente Castillo y de José Calvo Sotelo, que encenderían la mecha de la guerra civil, llamaba a la cordura de todos los españoles, a los de derechas y los de izquierdas, exigiendo el respeto a todas las ideas y el rechazo más absoluto al uso de la violencia como arma de lucha política. Pidiendo a todos que apoyasen a su gobierno en ese propósito de erradicar para siempre el cainismo, para afianzar el orden y restablecer la convivencia. Esa convivencia basada en “ideas sostenidas por el cerebro, y no por el atentado o el desmán”.

Resulta difícil elegir, de entre los textos propuestos para análisis, uno que sintetice las cualidades de un Chaves Nogales que dominó como nadie prácticamente todos los géneros periodísticos: el artículo, el editorial, el reportaje… Pero en mi opinión es sin duda el dedicado a aquella romería de “señoritos”, que en la Segunda República recobró su carácter más popular y tradicional, el que mejor define su estilo: el que mejor refleja su extraordinaria capacidad para saber contar cosas; la brillantez literaria de su prosa; su fina ironía, no exenta de reflexión y de crítica social. El estilo de un periodista de raza, comprometido con la democracia y la libertad, como fue Manuel Chaves Nogales.

CHAVES NOGALES EN LA ACTUALIDAD

Chaves Nogales, un periodista para el siglo XXI

Curso de verano de 25 horas sobre Chaves Nogales en Sevilla. Desde el martes, 05 Octubre 2021, hasta el viernes, 08 Octubre 2021.

La sede es La Cartuja y contará con ponentes como Iñaki Gabilondo, Antonio López Hidalgo, o su biógrafa, María Isabel Cintas Guillen.

MARÍA ISABEL CINTAS GUILLÉN

María Isabel Cintas Guillén es doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla desde 1998. El tema de su tesis fue Manuel Chaves Nogales. Ha formado parte de varios grupos de investigación dedicados al estudio de la Historia del Periodismo español. Es autora de numerosas publicaciones relativas a la figura de Chaves Nogales, de la que está considerada como su máxima estudiosa y especialista. Su obra Chaves Nogales. El oficio de contar, obtuvo el Premio de Biografías Antonio Domínguez Ortiz en 2011, convocado y publicado por la Editorial Planeta.

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